"Lete es uno de los ríos del infierno, cuyas aguas hacían olvidar el pasado. Lete es también el nombre de una mujer que pierde a uno de sus hijos y se sumerge en los dias desolados para siempre. Queda una niña: Deborah. Con que voz puede explicar ese letargo que se dibuja en el nombre de su madre como un destino irrevocable? Como se narra la enfermedad cuando aun no hay palabras infantiles que la nombren? Para reconstruir lo que se ha roto en la memoria, ella deberá vagar entre sus voces, desdoblarse en niña y mujer, en sombra y niebla. A través del recuerdo y de la tierra, Deborah marcha hacia un pueblo de Entre Ríos, donde moran el dolor de un padre taciturno y la bobe que aplasta con su mirada. Nada explica lo que una niña no debe oír, lo que una niña debe callar. Ni siquiera el iddish de la bobe, el silencio del padre. Un viaje al lugar donde la muerte sigue sucediendo como una acción impuntual, constante. El desafío de volver a esa casa donde la soledad crece cada vez que el viento deja de azotar las ventanas; la necesidad de ir a buscar a la niña que fue, cuyo rostro se esfuma en la bruma plomiza del pasado. Íntima y sutil, Letargo introduce al lector en la atmósfera de una familia asediada por el secreto y la lluvia, por los silencios y las calles de provincia. Perla Suez logra así recrear con maestría el desamparado transito hacia la memoria y los orígenes." -- Contratapa.